domingo, 28 de febrero de 2010

mi poética

es una cuestión de principios
no conformarse con el final.

así terminaba el poema,
con esos dos versos.
ella no tardó en contestar,
me dijo:
"me encanta. es precioso, Mario.
precioso. tienes unas frases.
en serio, ¿es que no lo ves?
son geniales.
son de nick de messenger."

"de nick de messenger"

"soy un poeta de nick de messenger"

ya tenía mi poética.

martes, 23 de febrero de 2010

La mujer negra

Las playas de madrugada siempre parecen el fin del mundo. Aquella lo parecía. Yo no había bebido pero mi acompañante sí. Ambos paseábamos por la orilla. Nos pesaba el cuerpo. Llevábamos sin dormir dos días seguidos. Arrastrábamos los pies empujando masas de arena y espuma como si fuéramos pequeñas excavadoras. Hubo un momento en el que me giré para mirar el pueblo iluminado. Nuestras huellas parecían un camino de patadas contra la tierra. La ciudad se diluía en una noche cercana al alba. A estas alturas, la materia del mundo era ya un espejismo.
Entonces, la ví. A una distancia prudencial, con las grúas del puerto al fondo y la luz de la carretera dándole de perfil. Nos seguía una mujer totalmente negra. No me refiero a que fuera una persona de raza negra. Su piel era de otro tipo de negro. Un negro mineral. Un negro cavernoso. Despedía brillos como si la hubieran bañado en alquitrán. Su pelo moreno, hasta la cintura, la convertía en una sombra. Sin embargo, sus ojos eran claros y grandes. Como dos linternas en mitad de la noche. Me recordaban a esos planos del film noir con luces expresionistas. Una boca encendiéndose un pitillo en la oscuridad de un plano medio. Unos ojos espía en la raya de luz filtrada através del armario. La observé un rato sin avisar a mi acompañante. Sabía que podía ser producto de mi imaginación y la falta de sueño. Me dí cuenta de que cada cierto tiempo la mujer se agachaba y tocaba el suelo. Tardé en ver aquellas pequeñas cápsulas de color miel. Las extraía de sus orejas y luego las colocaba en la arena. Concretamente utilizaba el hueco de nuestras huellas para enterrarlas. En ningún momento la mujer me devolvió la mirada. Era como si estuviese en alerta y a la vez absorta, fuera del mundo. Es posible que ya estuviera acostumbrada a perseguir a borrachos y utilizar sus huellas como semilleros. Tal vez era esa su rutina. Entonces mi compañero dió un grito. Me giré creyendo que él también se había percatado de la presencia de la mujer negra pero, en lugar de eso, estaba señalando un punto en los arrecifes próximos. Tambaleándose echó a correr hacia las rocas. Miré de nuevo hacia el pueblo buscando la silueta de la mujer. Seguía ahí, plantando sus extrañas cápsulas con parsimonia. "Mira ésto, mira que he encontrado". Mi compañero me gritaba sobre el sonido de las olas. Se reía y me hacía señas para que me acercara. Me pareció ver una silueta humana aplastada en las rocas. "¿Qué es?" le grité. Flotando entre las algas habían unos extraños tejidos plastificados. "Mujeres." Me quedé paralizado. "Mujeres ahogadas" gritaba mi compañero entre risas. Se me congeló el vientre y empecé a correr alarmado. Pronto me dí cuenta de algo extraño. La silueta de la roca no tenía volumen. Era solo piel. Aplastada, como un trozo de tela mojada. Tenía cabello, dos brazos y dos piernas. Pero estaba vacía. Mi compañero la estaba despegando de la roca como si se tratase de un líquen. Luego me fijé en que los tejidos que flotaban en el remanso de agua también tenían la misma forma. Caí en la cuenta de lo que eran. Muñecas hinchables. Alguna tripulación con ganas de divertirse las había lanzado al mar. La imagen resultaba perturbadora: cuerpos desinflados atrapados en los escollos del arrecife, revolcándose en las olas, desperdigados por las rocas como manchas humanas.
Cuando logré convencer a mi compañero de volver al coche, la mujer había desaparecido. Entramos en el vehículo justo cuando el sol ya empezaba a asomar por las montañas. Encendimos la radio y nos pusimos cómodos. Íbamos a descansar por fin. La mujer negra siguió en mi cabeza hasta quedarme dormido. Recuerdo el murmullo creciente que llegaba desde la orilla. El sonido de las playas al volver a habitarse con las multitudes del verano. Supongo que fue mientras las mujeres se freían al sol y los niños jugaban a ahogarse. Soñé que me crecían árboles en los pies.

sábado, 20 de febrero de 2010

NO.

(Bienvenidos a. No. NO. No, no.
El presentador se ha sentado inesperadamente en el suelo del plató. El equipo técnico no sabe cómo reaccionar. Por supuesto, esta sorpresa no estaba en el guión. El presentador solo llevaba dos segundos de programa y algo, un pequeño animal en llamas, se ha cruzado por su cabeza incendiando el "jardín de cordura". Un jardín cultivado durante años. Durante toda una vida. Llama la atención el gesto adoptado por el presentador. Cruzarse de brazos con cara de mosqueo. Un gesto casi de niño. Luego, la sentada. Su forma de pegar el culo al suelo sin pasos intermedios, como un dibujo animado. Ha levantado las rodillas y se ha dejado caer. El ruido del impacto hace pensar en una más que probable fractura del coxis. ¿Por qué ese "No"? Durante diez segundos el presentador se ha quedado callado sin decir nada. Ya han llamado a la ambulancia.)
(Luego llegó "el monje budista" y nos ofreció a todos una intensa sesión de "mystical aerobic", su revolucionario método contra el estrés y la apatía que está arrasando aquí en Europa.)
(Llegó dos años tarde a la cita. Durante ese tiempo había estado pensando. Ser o no ser: Padre de familia. Ser o no ser: Profesor de universidad. Ser o no ser: Optimista. Ser o no ser: De izquierdas, tener psicólogo, usar el porno. Ser o no ser: Intelectual. Matar a su hijo. Ser o no ser: Un marido infiel. Dos años más tarde había decidido no conformarse con el porno. No poner su esperanza en las generaciones venideras. Obedecer al instinto natural de golpear los objetos de casa. El ordenador. El mueble, la mesa, el jarrón. Llevaba demasiado tiempo sin pegarse con nadie. De camino a la cita insultó a un grupo de chavales jóvenes. Le rompieron la nariz, le reventaron el labio y le torcieron la muñeca. Uno de los chicos lo reconoció de la universidad. Le había dado clases en segundo de carrera. Filología inglesa.)
Joan P. había sido presentador de televisión hasta que tuvo la revelación. Ahora organiza suicidios en masa donde la gente se muere negando. El ritual consiste en negar con la cabeza de izquierda a derecha hasta romperse el cuello.
POESÍA CONTEMPORÁNEA - IDEAS LIBRES DE DERECHO PARA USAR EN RECITALES AFTERPOP
El poeta escribe un poema de amor bien acabado. Luego coge un móvil y realiza una llamada al chico/chica al que está dedicado el poema de amor. El poeta espera con paciencia a que los tonos de llamada se sucedan uno tras otro sin respuesta. Luego, debe apuntar el número exacto de tonos que han hecho falta para que pierda definitivamente la esperanza. Al poco tiempo, se activará la herramienta "Dicta SMS". Cuando la educada voz femenina termine de indicarte las instrucciones espera a la señal para leerle tu poema a la máquina. Para que el efecto sea más contemporáneo trata de leer el poema en un ambiente ruidoso. Una vez terminado el mensaje (Solo tienes 40 segundos), "Dicta SMS" te mandará una copia del mensaje que recibirá tu amado/amada. Las interferencias, el ruido, el tono , la vocalización son factores que condicionarán la reinterpretación del mensaje. Una vez tengas tu poema reinterpretado por la máquina, leélo ante una audiencia tantas veces como tonos escuchaste antes de perder la esperanza.
Ejemplos de mensajes reinterpretados:
"Hola, soy Tello de tu telefono movil, me acaba de pedir que hable porque se supone que el servicio Dicta SMS va a convertir mis palabras en texto es algo es una oportunidad que no cogias, es Patricia. Queria probarlo a ver si esto funciona nada. Funciona funciona. Funciona funciona y si digo una palabra rara. Tambien creo (?) que va a llover y a ver con que funciona la palabra rara funciona. Hala, hasta luego."