A ver, a ver, a ver. Que no se nos salga de napia. Que quede claro. Aquí no actualiza nadie. Y eso está mal. Nos da palo. Nos marea. Es como subir a un barco sin suelo, es decir: es como bañarse. Y nosotros no nos bañamos. Han contratado al mar para varias películas, pero no salimos en ninguna. En fin. Escribid. Lo manda Charlie. Lo manda Charlie muerto. Si no escribís, tendremos que hacerlo nosotros y no está bien. Para nosotros escribir es como escribir cartas a los reyes magos. Es decir. A tus tíos que viven muy muy lejos y cuando vuelven te traen regalos, aunque no te gusten. Te traen trozos de tela. Y tú juegas con tu trozo de tela mientras los otros niños juegan con camiones o con esclavos. Y sólo hay una cosa a la que se pueda jugar con un cacho de ropa, con un guiñapo, con un atisbo de jersey. A quemar la tela. Y arde bien. Arde tan bien que al final has matado a tus tíos.
(Los reyes magos son los superhéroes del Cristianismo.)
Nosotros no escribimos a gusto. Tampoco nos pagan. Bueno, sí. Nos pagan con globos. Aquí hay uno enganchado al helio. Tiene la pierna inflada. Vuela. Está volando. Se va. Se va. Se ha ido. En fin. No escribimos por gusto. Hay un señor un poco malo con un malete-digo-un-machete. Y cadenas. Cadenas en lo profundo. Como un niñonorteamericano y un bollicao, es decir, igual. Nos tienen cogidos muy bien. A veces por el alma, pero pronto se aspira.
Ahora me piden que siga. Esto se está poniendo violento. Tanto como el final de "Tres días con la familia". Id a verla. Nos pegaréis. La han doblado. Era una película española que han doblado al francés y la han subtitulado al español para que se entienda. Ahora la han vuelto a doblar. Se han dado cuenta de que son tontos y ya nada podrá detenerles. ¿Qué coño estamos haciendo? Uno de vainilla.
Bien, bien. Eso por cuenta de la casa. Ahora hablemos de otra cosa. Hay un pez. Volvamos al doblaje. El doblaje me hace pensar, el otro día estaba algo dormido cuando descubrí que Jesucristo era un pinball. Le tiras del bigote y no pasa nada. Es algo aburrido. Volvamos al doblaje. En "Tres días con la familia" el actor que dobla a la actriz se puso malo. Tuvieron que cambiar de doblador en mitad de la película. Y se nota. Se nota un huevo. Es lo que tiene, que no habla gallego, no. ¡No habla gallego! ¡No sirve! Se nota. Los personajes no se dicen que se quieren. Se doblan diciendo que se quieren. Es un sentido superpuesto, como recortar palabras de un periódico y clavárselas a alguien en la boca. Las dirá. Pero luego te parte la cara.
Bueno, seamos sinceros. Nos vamos a dormir. Alá, con Dios.