Últimamente me pasa una cosa. Alguien me ve y no me entiende. Ejemplo: voy al Canalla, que siempre ha sido una discoteca, para ver un concierto. He quedado con unos amigos y cuando llego, una hora tarde, no hay concierto ni amigos. Entonces me quedo extraño, miro a mi alrededor y veo tipos grandes, posibles músicos. Entonces alguien me llama, me dice "hey" y lo reconozco, nos saludamos y sólo podemos hablar de que todavía no ha empezado el concierto, pero yo no estoy ahí. Respondo, le digo que tenía que escribirle pronto y le contagio la extraña.
No sé cómo solucionarlo. Resuelvo fácilmente los encuentros rutinarios, los comprar-el-pan y subir-al-autobús de la vida, pero está creciendo el número de gente que me conoce y debe pensar que voy borracho. Todavía no he sabido arrancarme esto.
Es verano, otra idea: escritores muy presentes en las redes sociales que publican en facebook las críticas de sus libros hasta que éstas no le gustan. Más bien: hasta que alguien se plantea verdaderamente el libro. Todas las críticas anteriores han alabado su alta presencia en redes sociales, y a esta nueva crítica se le achaca precisamente esto. Han perdido de su amistad.