lunes, 29 de marzo de 2010

Laredo

Os proponemos la quiniela de la semana santa gracias a la lluvia:

¿quién sale y quién no sale?

(sindicato: para poder comprar el pan).

miércoles, 17 de marzo de 2010

La trompeta ovillada

Buscaremos esos hilillos que siempre escapan de las tijeras del costurero,
esos descuidos en los trajes imperiales de la reina, los perseguiremos
en las esquinas de las puertas, en el final de los anchos pasillos,
como las colas invisibles de un monstruo delgado.
Luego, de un salto calculado, con todo nuestro peso,
provocar el desnudo en la princesa. La violación sincera y muda
de todo lo oculto.

(fragmento de "Esqueletos de madera" de Mario Barranco)

sábado, 13 de marzo de 2010

Cupido es una cebra

Estoy harto de los novios. Muy harto. Tan harto que si pudiera les montaría una granja en el abdomen. El granero lo levantaría sobre el páncreas, y así serviría para algo la hoja (¿para qué nos sirve que las hojas caigan contra el suelo? para el cine). No, no. Harto, muy harto. Pongamos el caso: molas, molo, molamos, y entonces llega el momento del gol de camello, del basket indio: no, yo es que tengo novio. Ah. En Madrid, en Tarragona... la distancia es una amante. La distancia es una amante que se hace pasar por el servicio de correos.

Propongo: un sindicato de amantes. Una gente que abrace a los derrotados y les ponga por delante un plato de sopa, unos locos que se abracen a gente invisible, gente buena. Una asociación que se dedique a recorrer las calles con un bate de béisbol, partiéndoles la cara. Los discotequeros, los surfers, los comprometidos. Casaos o abríos el alma, pero no molestéis más. Repito. No molestéis más. Mei déi. Fssssh, shwaaaushhfff, fssssh.

domingo, 7 de marzo de 2010

Finitos Malabares

- Al levantar los vasos, los borrachos descubren mujeres anoréxicas desplegables. Estas mujeres son pequeñas y viven en el diámetro de las copas. Tienen el cráneo unido al fondo de cristal y los pies pegados a la barra. Al erguirse, desdoblan una compleja anatomía de pliegues. Estiran hasta el último hueso para llegar de una sola pieza hasta la boca que bebe. Durante el sorbo, se llenan de aire y cuando los borrachos vuelven a pegar el cristal a la madera, emiten un sonido de acordeón al aplastarse. Sin ser conscientes de ello la hilera de borrachos compone una melodía. Cada trago es una nota.

- El estómago se le hundió en un túnel que se excavaba a sí mismo. Se llevó horas conduciendo através de él. Olvidó hacía dónde se dirigía, por qué aceleraba. Pasaron algunos días. Ninguna montaña era tan grande. ¿En qué lugar del mundo se encontraba? A veces creía ver estrellas. A lo mejor aquellos túneles habían sido construídos para negar el día. Se salía de uno por la noche y se entraba en el siguiente mucho antes de que amaneciera. ¿Le ocurriría a otros lo mismo? ¿Habría quién echase de menos la noche en lugar del día? Decidió parar el coche. Esperó un tiempo, durmió y volvió a conducir. Nada. Aquella sincronía entre los túneles y los astros le pareció un laberinto imposible. No importaba la potencia del vehículo, el tiempo de conducción. Las medidas se transformarían para condenarle. Al cabo de un tiempo volvió a ver las estrellas y decidió deternerse. Iba a esperar a que saliera el sol. Ningún laberinto podría impedir eso. Y justo cuando creyó que empezaba a clarear y a ver el color de las cosas, sintió una repentina y violenta punzada en el estómago.

viernes, 5 de marzo de 2010

Fresas silvestres, leve anuncio filópago

Que sepan, que sepan una rosa. Una morsa. Una cosa.

Sí, bien. Hemos actuado hoy. Hemos hecho una gran actuación, un momento flaibash, un relamp-pusher. Nos los hemos ganado. Una señora no paraba de repetir todo el tiempo "qué bueno, sí señor", pero tal vez escuchaba la radio. Bien. La moraleja es que no estamos quietos, que decimos cosas. Que a veces hacemos actuaciones, y si no están ustedes atentos se las van a perder.